Apasionados por la emoción de «volar» sobre obstáculos, que se sumó a la de nadar y correr sobre el lomo de un caballo, no tardaron en desarrollarse competencias de salto muy variadas en grandes e irregulares extensiones de terreno.
Sin embargo pasarían siglos, hasta que el deseo de observar el espectáculo de un binomio (caballo y jinete) saltando , lo más cerca posible, como así también las posibilidades de juzgarlo con facilidad; darían origen a la disciplina más joven de las del arte de montar. Sobre fines del siglo XIX nace el Salto en Pista, especialidad que atrapa en el mundo a millones de aficionados y llega a ser en la actualidad, la más difundida y practicada.
La República Argentina no tardó en incorporar el deporte del Salto, favorecida por la gran importancia que el Ejército Argentino otorgó siempre a las prácticas ecuestres y su difusión, encontrando eco inmediato en las instituciones deportivas más jerarquizadas del país.